Fui creada. Que eso quede claro. No es mi decisión ser lo que soy. Si pudiera elegir… elegiría ni siquiera ser pensada. Mi tarea no es fácil, está llena de lágrimas, sangre, gritos, ideas, libertades, sueños, personas, buenas y malas, que ni siquiera existen, sólo son adjetivos puestos por consuelo de todos ellos, para poder dormir, no en paz, sólo dormir. Según lo que escucho mientras me hacen, “con ésto van a aprender”, “con ésto van a empezar a cambiar”, “con ésto van a entender que es lo que hay que pensar, lo que está bien pensar”. Pero…que los hagan pensar de otra manera, no usándome a mi. No quiero matar más. Mi vida es como la del Ave Fénix, muero todas las noches, un poco en la casa de un general, un poco en la casa de un almirante, un poco en la casa de un piloto… para volver a nacer al día siguiente, otra vez en ese lugar oscuro y solitario. Quiero dejar de morir para volver a nacer y seguir muriendo y llevándome a todas estas personas que piensan mal. Pero… ¿Quién decide cómo esta bien pensar? Hasta donde yo sabía, eso dependía de cada uno, no de lo que unos cables, pólvora, una mecha y un par de cerebros quieren.
Relato de una bomba montonera, para quizás mostrar de lo que nunca se habla en la historia. Hay gente que hace mucho dinero diciendo lo que la gente quiere escuchar. La Balanza está cansada.
Gracias a Anita Lobatti Odriozola una vez mas por su prosa.
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